La administración desleal es uno de los delitos patrimoniales más relevantes en el ámbito empresarial. Desde la reforma del Código Penal en 2015, este delito ha adquirido un perfil más genérico, buscando proteger el patrimonio frente a abusos en su gestión. Pero ¿qué implica exactamente este delito y cómo afecta tanto a empresas como a posibles particulares?
Para comenzar, debemos de comprender qué es realmente el delito de administración desleal. Si acudimos al artículo 252 del Código Penal podemos entender que este delito se produce cuando una persona con facultades legítimas para administrar un patrimonio ajeno excede de dichas facultades y causa un perjuicio económico. Si lo llevamos a la parte práctica, un ejemplo de dicho delito sería un administrador que utiliza el dinero de la empresa para inversiones personales sin autorización o en contra del interés de la entidad.
Por lo tanto, estamos ante dos tipos de sujetos: el sujeto activo, que en este caso puede ser cualquier persona que tenga la potestad de administrar un patrimonio ajeno, ya sea por ley, autoridad o contrato; y el sujeto pasivo que puede ser una empresa, sociedad o cualquier individuo perjudicado por la mala gestión del administrador.
Por otro lado, analizando el delito de administración desleal, se puede confundir el delito de apropiación indebida. Aunque ambos delitos comparten similitudes, la apropiación indebida implica incorporar bienes al patrimonio propio de manera definitiva, mientras que la administración desleal abarca tanto usos ilícitos temporales como acciones que perjudican al patrimonio sin apropiación directa.
Finalmente, para mayor conocimiento sobre el delito de administración desleal recordemos el mediático el del exadministrador de Luis del Olmo, quien fue condenado por desviar 14 millones de euros mediante prácticas fraudulentas. Para mayor ampliación pincha aquí.
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